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Cubanos rinden tribute a Eugenio George

 

LA HABANA, Cuba, 14 de marzo de 2014 – En un emotivo homenaje por sus más de 60 años dedicados al voleibol, Eugenio George, el mejor entrenador del siglo XX, disfrutó hoy en familia con varias generaciones, el Cordón de Oro otorgado por la Federación Internacional de este deporte.

 

El legendario profesor fue agasajado por atletas, técnicos, directivos, árbitros y trabajadores en general de la Escuela Nacional, donde el encuentro devino –entre anécdotas y confesiones- el agradecimiento de este pedagogo, próximo a cumplir su aniversario 81, a quienes con él contribuyeron a los éxitos de la disciplina.

 

“Hay dos cosas importantes para mí, la primera es que las Morenas del Caribe son algo más que una medalla y una época victoriosa en que eran las mejores del mundo, representan nuestra manifestación porque tuvieran una educación tan elevada o mucho más que esas preseas”, manifestó.

 

Con elocuencia dijo que precisamente había que enseñarles que cuando no se podía conquistar el triunfo, “porque no siempre se logra, hay que tener una educación para saber qué se hace cuando se pierde, el atleta tiene que luchar cada día por ser mejor, aprender más, leerse un libro, algo de filosofía, cualquier cosa que caiga en la mano y velar por su conducta”.

 

Aseguró que Morenas del Caribe quiere decir cultura, “ellas están en el espacio que le corresponde en ese aspecto en nuestro país y esa es la importancia que tienen realmente, no es solo en el voleibol es lo que aportaron a la cultura de ese deporte en el mundo”.

 

Comentó emocionado su orgullo cuando las esperaban en cualquier parte del mundo para ver cómo se expresaban, vestían y actuaban “¡y lo humilde que eran cuando ganaban, sin dudas el equipo más sencillo, más comunicativo y que más relaciones tenían hasta con los más débiles de una competencia, y esa era mi verdadera medalla”.

 

Eugenio confesó también sentir admiración por la presencia de los equipos masculinos cubanos, “los veía llegar con esa actitud de personas que saben lo que están haciendo, su responsabilidad y al pueblo que representaban”.

 

Conmovido, el ganador olímpico de tres preseas de oro y una de bronce, medallista en mundiales y otros torneos del más alto nivel, recordó a todos aquellos que contribuyeron a crear y desarrollar la Escuela Cubana de Voleibol a todo lo largo y ancho de la isla.

 

“Por eso cuando nos otorgan las condecoraciones –y han sido muchas- las recibimos a nombre del voleibol cubano, podemos ser modestos como personas, pero como entrenadores lo somos por obligación pues sabemos cuántos compañeros han contribuido y estamos en deuda con muchos de ellos”, dijo al tiempo que recordó a Ñico Perdomo, Luis Felipe Calderón, Andrés “Machito” Hevia, Tito del Cueto, Eliseo Acosta, Julio Fernández Curbelo y a su compañera de la vida, Graciela González.

 

“Cuando me eligen el mejor del siglo XX tuve el honor de recibir una llamada del Comandante en Jefe Fidel Castro, me dijo, es el reconocimiento al voleibol cubano. Luchamos lo concedieran al equipo, no fue así, pero todas sus integrantes desde 1991 al 2000 más tarde fueron incluidas en el Hall de la Fama del Voleibol, en Estados Unidos”.

 

“La historia es bonita recordarla, tomar de ella todas las experiencias necesarias, pero la actual la estamos haciendo ahora. Morenas del Caribe son todas estas muchachitas, son quienes asumirán ese reto, llevarlo adelante, no solo en lo deportivo, también en el desarrollo de su personalidad como igual se espera del equipo masculino”, recalcó.

 

Aseguró que esa fue la expresión de la Escuela Cubana de Voleibol, “ese es el camino que tenemos por delante para rescatar todos los valores, pero tenemos que confiar en que podemos hacerlo y en el menor tiempo posible”.

 

Durante el encuentro Argelio Hernández, exjugador y entrenador, y actual Instructor de la FIVB, narró el apego al voleibol de Eugenio desde su natal Baracoa y su llegada a La Habana para convertirse, luego de asistir a eventos internacionales desde 1953 a 1962, en un artífice de lo que se convirtió en la Escuela Cubana.

 

Edgar George, quien antes de convertirse en médico siguió siempre los pasos de su hermano, destacó los dotes de Eugenio con quien militó la selección del patio al Mundial de París´56, “realmente gracias a la entereza de él y la cooperación de los demás hoy disfrutamos de todos aquellos éxitos, porque el voleibol es un deporte colectivo y para ganar depende de esa integridad y la unión de todos”.

 

Ariel Saínz, presidente de la Federación Cubana, ratificó que sin renunciar a la experiencia, a la historia, “pues constituya el punto de partida, se trabaja ya para hacer realidad pretensiones como la de llevar nuevamente a Cuba a los primeros lugares del más alto nivel”.

 

Las jugadoras que exhibieron en sus respectivas etapas el número 3 en sus camisetas, Ana Ibis Díaz, campeona del Mundial del 78, y Mireya Luis, tricampeona olímpica y doble del universo, agradecieron conmovidas a su profesor, no solo por haberlas conducido al éxito, sino por el papel de padre que Eugenio representó para las Morenas del Caribe.